lunes, septiembre 05, 2005

Exilio y realismo pop



Tal vez a los mendocinos el apellido García Lao les resulte familiar. Pero quizás sean muy pocos los que conozcan a la pintora Verónica García Lao, hija del recordado periodista de Canal 7 Mendoza, Ambrosio García Lao.
Verónica nació en Mendoza y al comienzo del Proceso Militar debió exiliarse junto a su padre y familia en España. Allí estudió pintura con otro mendocino, Enrique Sobisch, para convertirse hoy en una artista de renombre, cuyas obras se venden tanto en Estados Unidos como en Europa.Hace pocos días, García Lao expuso en la galería Praxis de Buenos Aires, lugar desde donde parten sus pinturas realistas a diferentes lugares del mundo.
"Si hay que ponerle una definición a lo que hago, digo que es realista, pero no hiper porque no me gusta trabajar algunos detalles como lo hacen los hiperrealistas, porque faltan detalles y reflejos que a ellos le gusta resaltar", explica la pintora. Párrafo seguido agrega: "Mis obras parecen fotografías cuando se fotografían, pero cuando se miran directamente no. Yo trabajo la materia muy diluida, no me gusta que se note la pincelada del óleo. Hago capa sobre capa, pero siempre la materia muy diluida para que distraiga lo menos posible".
-¿Hay una escuela de realismo en España?
-No. No la hubo cuando viví allá y tampoco la hay ahora. En el 76 me fui a vivir a España y dos años más tarde llegó exiliado también Enrique Sobich, que es un pintor mendocino que vivió en México y Buenos Aires. A la primera persona que contactó allá fue a mi viejo porque eran los dos mendocinos y se conocían. Entonces empecé a estudiar pintura con él, pero como entretenimiento de una chica de 14 años que no tiene nada que hacer y me entusiasmé. Hasta que me volví a Argentina en el 86 seguí estudiando con él y después lo seguí haciendo en forma esporádica.
-¿Por qué decidiste volver al país?
-Yo en España aprendí un montón de cosas , maduré muchísimo pero no lo sentía mi país, me sentía una extraña. Tenía una red de amigos minúscula, no me entendían para nada... a pesar de que tenía la nacionalidad, era la nacida en Mendoza, Argentina. Era ser una ciudadana que no tenía derecho a opinar, a pesar de que lo que más aprendí allí fue de derecho y política porque justo agarré una etapa espectacular que fue el rearmado de toda la democracia. Así que desde el punto de vista de ciudadana me vino muy bien, pero me vine a Argentina porque no me sentía muy cómoda.
-¿En tu obra reflejás esos años de exilio?
-Creo que sí. Uno pinta y no se pone a pensar lo qué está diciendo. Yo pinto lo que me sale y después me pongo a pensar qué pasó, cuando veo todo el conjunto de la obra. Lo que la gente me señala mucho en mis obras es el tema de la soledad. En mis pinturas hay personajes que dan la espalda a otros, que están en ciudades rodeados de gente, pero están solos. A mí el exilio me supuso eso, mucha soledad y creo que eso aparece en la obra. El concepto de mi existencia nació allá. Viví toda mi adolescencia en España, me fui de Mendoza a los 11 y volví a los 21. Todo mi proceso como persona lo hice allá y puede que se trasmita en la obra a través de la soledad en la ciudad. Eso fue lo que caracterizó mi vida allá.
-¿Y por qué no te quedaste a vivir en Mendoza?
-En el año 86 estuve en Mendoza y me quedé hasta el 89. En mi época española estudiaba Ciencias Políticas en Madrid y cuando volví y retomé mis estudios en la UNCuyo, me di cuenta de que no tenía nada que ver. Entonces no me sentí bien en ese rubro y retomé la pintura. Luego ingresé a la agencia Publicidad Sarmiento y descubrí ahí un mundo que me encantó porque yo quería dibujar y la única manera era trabajando ahí. Además, me pagaban por hacerlo. Y en el 90 decidí venir a estudiar publicidad a Buenos Aires porque me había gustado mucho.
-¿Las posibilidades de vender, ingresar a un mercado o hacerse conocido para un artista plástico son más difíciles desde una provincia del interior del país?
-Desgraciadamente el poco mercado que existe para la pintura en Argentina existe acá, en Buenos Aires. De hecho, muchas galerías aprovechan para venderle a los turistas o gente interesada en el arte que viene del extranjero exclusivamente porque los artistas argentinos estamos en liquidación, comparando con los precios en dólares. Desgraciadamente es así. No hay una política cultural que promueva a los artistas de las provincias acá y mucha gente se sorprende de toda la movida que hay en Mendoza o en Córdoba, por ejemplo. No entiende cómo pueden sobrevivir esos artistas tan aislados y sin darse a conocer pero con tanta actividad.
-De los plásticos mendocinos, ¿cuáles son tus favoritos?
-Carlos Alonso a mí me encanta. ¡Es impresionante¡ Hace poco conocí la obra de una escultora que se murió (Eliana Molinelli) que me alucinó. Y la verdad que muchos más artista no conozco porque hace mucho que no voy a Mendoza.
-¿Podés decir que se puede vivir de la pintura?
-Hasta el 97 trabajé en diferentes agencias de publicidad y eso me sirvió para sobrevivir y ahora estoy trabajando con la galería Praxis, que tiene una cartera importante de clientes y consigue vender un volumen importante de obras. Pero siempre intentando pelear por los precios y de hacerte un lugar en el mercado porque si no te vende una galería es como que no existís. ¿Vivir? (risas). ¿Qué se puede decir por vivir? creo que muchos artistas apenas ganan para los materiales.

Nota: La pintura que aparece en esta nota se titula "Autorretrato" y es una obra de Verónica García Lao.

1 comentario:

Raul Lilloy dijo...

hola
hace cuatro años que vivo en almeria , españa.
Sentirse extraño y entonces volver, ese desencuentro es interesante ¿no?
Lo pienso ese extrañamiento, Paul Theroux se va de Inlaterra porque no se siente aceptado, lo intuye mas alla de las sonrisas, él es el americano; Naipaul, morenito, petiso y feo, siempre se sintió un exiliado en Londres; hay un escritor argentino que escapa de Inglaterra y se hace ciudadano canadiense para sentirse aceptado y Theroux lamenta la falta de reciprocidad, él recuerda al vecino irlandés, escocés, y otros estereotipos.